Me llamo Carlos Nombela, tengo 26 años y vivo en Madrid. He estudiado Grado en Ingeniería Alimentaria en la Escuela de Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid. Siempre me ha atraído mucho el continente africano, y juntar mis estudios con la cooperación es una de las cosas que más me ilusionaban antes de empezar esta aventura.
El 20 de junio me embarqué en un vuelo con destino Cotonou, capital económica de Benín, África del oeste. El voluntariado que actualmente realizo en este país está centrado en la comuna de Nikki, al noreste de Benín, muy cerca de la frontera con Nigeria. OAN International, organización para la cuál trabajo en este proyecto, lleva únicamente tres años llevando a cabo diversos proyectos en múltiples disciplinas cómo la agrícola, la sanitaria, la social así como de infraestructuras.
A mi llegada a Benín, todo fue distinto y nuevo, pero enseguida me di cuenta de las grandísimas necesidades que tiene la gente de aquí.
El proyecto que estamos llevando a cabo Estrella, estudiante de Grado en Ingeniería Agronómica, y yo, está centrado en el desarrollo de diversas cooperativas de mujeres productoras hortícolas de la zona. Con esto, lo que se pretende es hacer que las propias mujeres se sientan partícipes de su desarrollo y para ello queremos realizar formaciones en el ámbito agrícola, así cómo en el ámbito organizacional de las propias cooperativas.
Si tuviese que destacar alguna cosa de ésta experiencia por encima de todo, sería en primer lugar la cantidad de cosas que estoy aprendiendo gracias a la gente de aquí, a su alegría, su cultura y sus costumbres. Los medios aquí son limitados, pero aún así, el trabajo y el empeño que ponen para llevar a cabo lo que se pretenden es de valorar y admirar. En segundo lugar destacaría la importancia de la cooperación en países del tercer mundo. Aun que siempre, creo, he sido consciente de las desigualdades que existen, esta experiencia ha cambiado por completo mi visión de cómo la cooperación debe llevarse a cabo; existen etapas muy importantes en el desarrollo de éstas poblaciones, y no deben saltarse jamás.
Así pues, a falta de mes y medio para volver a Madrid, espero poder dejar la puerta lo más abierta posible para que en el futuro cercano el proyecto que estamos realizando sea lo más eficiente y sostenible que se pueda.
Carlos Nombela Gordo