Irene Conde Iglesias, voluntaria UPM, Chocó Andino, Ecuador
Proyecto «Manejo forestal Sostenible Participativo Mancomunidad del Chocó Andino (Ecuador)»
Tres meses llevo en Ecuador. ¡Qué! El otro día un mensaje revuelve el calendario que prácticamente se había tragado la telaraña de mi cuarto. Me sitúo.
Me llamo Irene Conde, soy estudiante de Ingeniería Forestal y hace cuatro meses recibí una beca para realizar un proyecto de voluntariad en Ecuador. En la actualidad mi vida ha cambiado radicalmente.
Vivo en la reserva Intillacta, parroquia de Nanegalito. Se sitúa en la Mancomunidad del Chocó Andino. ¿Suena lejos, allá donde Cristo perdió la chancla, no? Aproximadamente. Lo cierto es que está a unos 65 km de Quito, ahora sí.
La reserva que conozco comienza con unos jóvenes que tras terminar sus estudios regresan al lugar donde crecieron para plasmar una forma de vida. Si ya habían mamado el respeto por la naturaleza, ahora quieren vivir de forma sostenible de ella. ¡Proyectos, proyectos! La familia Arcos es un vendaval. Trabajan en el café, en ganadería, en el turismo, en deportes de aventura, en educación, etc. No paran. Su enfoque es que hay que ser resilientes, es decir, tener la capacidad de sobrellevar las posibles amenazas o cambios que en la vida afectan a todos los seres vivos por habitar en un medio variable. La diversificación en la producción les hace más independientes de mercados y gustos que en la actualidad son fugaces.
Por suerte he venido a parar aquí y, aunque a veces la soledad de la finca se echa encima, todo lo que he aprendido de ellos me ha hecho crecer.
Los proyectos en los que participo son bien políticos. No os asustéis, es una forma de realizar políticas a la que no estamos acostumbrados. Voy a situaros un poco.
La Mancomunidad del Chocó Andino pertenece al Distrito Metropolitano de Quito. Las comunidades rurales se enfrentan a políticas diseñadas por números, compitiendo con la grande y atrayente capital. En este contexto, seis parroquias del Noroccidente del distrito deciden unirse y defender la integridad de su territorio. Bajo esta figura surge el Plan Especial, que es la ordenación territorial de la Mancomunidad.
Esta ordenación propone la diferenciación de áreas: bosque núcleo, áreas productivas, áreas de protección hidrológica y áreas de conectividad entre bosque núcleo. La catalogación de estas áreas lleva unido una paquete de usos incentivados y no permitidos, de esta manera se logra una transición del modelo extractivo a un modelo más eficiente, sostenible y respetuoso con el medio.
El Plan Especial se ha articulado en tres fases: diagnóstico, planificación y modelo de gestión. El diagnóstico se llevó a cabo mediante un proceso participativo con 72 comunidades en total. ¡Un éxito! Lo cierto es que cuando llegamos había un compañero que vino el año pasado con la misma beca y unas semanas después le visitaron otros cuatro amigos, éramos más pasantes españoles que de acá, una estampa curiosa.
El otro proyecto, donde acompaño principalmente, se trata del Plan de Manejo de la Tierra. Este programa trata de promocionar el uso sostenible y el manejo racional de los recursos mediante el uso de incentivos materiales. De esta manera consiguen aumentar la producción de los/as productores con el objetivo de disminuir la carga sobre el bosque que aún conservan.
Este proyecto me lleva a hacerme las siguientes preguntas. ¿La conservación mediante figuras de protección, tan restrictivas con el desarrollo humano, se sostendrán en un futuro donde la falta de recursos es creciente? Todo esto me revolotea en la cabeza mientras nos toca subir a potreros en caminatas de dos horas o más, en máxima pendiente. Una oportunidad única de escuchar las necesidades de las personas que viven en primera fila en la “batalla” entre la conservación y las necesidades humanas.
Por otra parte, llego a lugares fuera de todo mapa, recorro sus fincas y entro en sus casas donde mínimo siempre hay un juguito que nos regalan.
En esta segunda fase de la estancia me voy a mudar a otra comunidad, comienzo nuevos proyectos… comienza de nuevo la vuelta. Supongo que me situaré cuando me llegue otro mensaje donde me digan: Irene, te tienes que regresar.
¡Un saludo desde Ecuador!