Adela Calvo Galiano – Armenia, Quindío, Colombia
Mi nombre es Adela, soy graduada en Relaciones Internacionales y recién egresada del Máster Universitario en Estrategias y Tecnologías para el Desarrollo por la Universidad Politécnica de Madrid, donde se combinan el desarrollo sostenible y la cooperación internacional. Precisamente esa visión conjunta fue lo que me impulsó a embarcarme en esta experiencia en Colombia.
Actualmente estoy en Armenia, capital del departamento del Quindío, realizando una estancia académica de tres meses. Llevo uno, y ya siento que este lugar me ha enseñado más de lo que esperaba.
Confieso que mi primera reacción al leer “Armenia” en la carta de aceptación fue preguntarme si me habían enviado al Cáucaso. Pero no: aquí estoy, en el corazón verde de Colombia, rodeada de cafetales, montañas y una comunidad que te abraza desde el primer día.
Estoy colaborando con la Universidad del Quindío en el fortalecimiento de su Sistema de Gestión Ambiental, desde la Dirección de Planeación Institucional y Desarrollo. Mi principal tarea es apoyar el estudio de huella de carbono institucional, un proceso que va mucho más allá de trabajar con tablas de Excel. Implica identificar todas las fuentes de emisión y absorción de Gases de Efecto Invernadero dentro de la Universidad: desde el consumo energético y los desplazamientos, hasta las compras, los residuos y las zonas verdes. El objetivo es conocer cuáles son las principales emisiones, entender su origen y proponer medidas concretas para reducirlas.
Este tipo de estudio requiere combinar metodologías internacionales con criterios locales, validar fuentes de emisión, adaptar factores de conversión y garantizar trazabilidad técnica. Pero también exige diálogo, escucha y colaboración con los distintos actores de la universidad. Porque la sostenibilidad no se construye solo con datos, sino con decisiones compartidas.
El Quindío es uno de los departamentos más pequeños del país, pero también uno de los más acogedores. Lo que más me ha impresionado es la hospitalidad y cercanía de su gente. Desde el primer día, me han hecho sentir parte de la comunidad, interesándose por mi trabajo, compartiendo sus historias y ayudándome a entender mejor el entorno.
Armenia combina lo urbano con lo rural, y la Universidad del Quindío refleja esa mezcla: una institución pública que quiere avanzar hacia una gestión más consciente y responsable. Aquí, la sostenibilidad no es solo una meta institucional, sino una conversación cotidiana entre estudiantes, docentes y personal administrativo.
Todavía me quedan dos meses por delante, y los afronto con ilusión. Quiero seguir aprendiendo, seguir aportando y, sobre todo, seguir conectando. Porque al final, el voluntariado técnico también es eso: poner el conocimiento al servicio de algo más grande, y dejarse transformar por el camino.