Hola a todos, klk, mi nombre es Alba, estoy terminando el Grado en Ingeniería Biomédica y llevo un mes y medio viviendo en Santo Domingo, República Dominicana. El comienzo de mi experiencia fue impactante, nunca había vivido fuera, nunca había viajado tan lejos, y como era de esperar, este lugar es muy diferente a lo que Madrid me tiene acostumbrada. Tengo mucho que agradecerle a Manuel, el doctor responsable de mi voluntariado, por ayudarme cuando llegué y guiarme desde antes de estar aquí.República Dominicana es un país de contrastes. Las playas paradisiacas, la música constante y la calidez de la gente (acorde con el clima) es el sello de identidad de este país caribeño que me está cautivando día a día. Sin embargo, no todo es tan bonito aquí. La pobreza, el racismo o la indiferencia son algunos de los causantes de terribles injusticias que, en ocasiones, solo me queda observar con impotencia.
La situación en los hospitales de Santo Domingo es diversa. Con el modelo de autogestión que hay implantado, las diferencias entre ellos son abismales. Aunque he tenido la oportunidad de poder conocer otros hospitales, yo trabajo en el hospital pediátrico Dr. Hugo Mendoza, el cual, situado al norte de la ciudad, representa lo que para otros centros de aquí es una utopía, ganando premios gracias a su compromiso con la calidad asistencial. También he podido asistir a clase en dos universidades del país, una pública y a otra privada, y apreciar las diferencias, justificadas por el distinto nivel económico de los estudiantes.
Las primeras semanas llevé a cabo una rotación por distintos departamentos del hospital, para poder conocer y desarrollar proyectos de mejora de la gestión e involucrarme en las líneas de investigación de enfermedades que hay abiertas. Por el momento estoy trabajando con encuestas de depresión y de vacunas, y aunque ambos proyectos son muy interesantes, me encanta disfrutar también del ambiente del hospital, participar en las charlas y conferencias que se llevan a cabo (incluyendo una inauguración por parte de la Primera Dama!) y compartir con el personal, que me acogió y me ha hecho sentir una más desde el primer día. Tengo la enorme suerte de que gracias a este programa de voluntariado de la Comunidad de Madrid he estado muy bien acompañada en esta aventura. Junto con mis amigos Judite, Paula y Rodri he podido visitar muchos lugares y disfrutar de celebraciones como el carnaval o planes tan típicos como una tarde de colmado, Presidente, dominó y si surge, bailar alguna bachata, salsa o merengue. Y es que una de las cosas que más estoy disfrutando de esta experiencia es también convivir con la gente de aquí, entender otras formas de pensar, empaparme de la cultura, las costumbres, el día a día, descubrir la riquísima gastronomía, aprender nuevas palabras y expresiones e intentar imitar (sin ningún éxito) el acento dominicano, acostumbrarme al tráfico caótico con sus famosos tapones… en resumen, vivir, conocer, agradeciendo la oportunidad y trabajando para aportar mi pequeño granito de arena.