Irene Sánchez-Vizcaíno Gómez, voluntaria UPM, en Tecoluca, San Vicente, El Salvador
Proyecto “Cosecha de agua en el Cerro La Cucaracha. Parque Tehuacán”
Mi nombre es Irene, hace un año estaba en Ecuador con una beca de cooperación de la UPM para la realización de mi TFM, y al poco de regresar a España vi una oferta de voluntariado internacional y sin dudarlo presenté mi solicitud, y llevo en El Salvador un mes.
Haber tenido una experiencia previa me ha ayudado a que mi adaptación fuera rápida porque venía con la mente muy abierta, sabiendo que cuanto antes me adaptara, antes disfrutaría de todo, pero también me ha hecho venir con expectativas muy altas en cuanto a mi trabajo en el proyecto, que a día de hoy no se están cumpliendo (explicaré más adelante).
Estoy en la zona rural, en Tecoluca, un municipio muy grande en el departamento de San Vicente, a una hora de la capital. El centro es muy pequeñito, no hay mucho que hacer (por no decir nada por la tarde-noche) pero tiene su encanto por su tranquilidad y la naturaleza. Vivo en el centro urbano yo sola en una casita que básicamente no tiene nada, pero tampoco necesito más. (adjunto el vídeo de mi casa). Tengo una mosquitera y un ventilador que es lo fundamental, y hago la colada y me ducho en un patio con agua fría, y creo que la mejor manera de entender a la gente es vivir como ellos. No tengo televisión, ni sofá, ni wifi, ni cocina,.. pero tampoco lo echo de menos porque esto me permite hablar con los vecinos y comer fuera disfrutando de la gastronomía salvadoreña. ¡siempre hay que mirar lo positivo!
En un día normal me despierto con el reggeaton de los vecinos en vez de con mi despertador, y voy al gimnasio (El Salvador ha hecho que vaya por primera vez en mi vida, porque es de lo único que hay en el pueblo), después en casa me doy una duchita de agua fría (no por elección), y ya a trabajar. Trabajo en la Alcaldía y nada más entrar por la puerta saludo a los vigilantes y todos los empleados que me encuentro hasta llegar al despacho (la simpatía de la gente acá alegra la mañana), voy a por una buena taza de café salvadoreño, y ya feliz empiezo a trabajar (bueno, eso si hay internet que es la mitad de los días). Por ejemplo, la semana pasada no había y coincidió con una emergencia por lluvias y acabé ayudando en el centro de operaciones de protección civil (acá cada día es un poco improvisación).
Trabajo en la Alcaldía en el departamento de cooperación, y dentro de éste en el tema del agua. En El Salvador, como tantos otros países, el mal uso del agua, la deforestación y el aumento de las sequías y las lluvias torrenciales por el cambio climático, están provocando una disminución de los mantos acuíferos, lo que supone un grave problema a medio plazo. Estoy trabajando en varios proyectos en la línea de recuperar y conservar el agua.
Para almorzar voy a un comedor en el mercado que hay comida muy variada y riquísima, y cada día algo diferente, siempre con arroz y un buen fresco (agua con hielos y fruta) cada día de una fruta diferente que a cada cuál más rica y extraña. ¡La gastronomía de El Salvador me ha sorprendido muchísimo!
Después de vuelta al trabajar y por la tarde o voy a jugar un rato al fútbol (me he apuntado a la liga de futbol femenino con el equipo de una comunidad), o voy a San Vicente o Zacatecoluca que son dos los pueblos cercanos que tienen más vida, y si no ceno unas pupusas hablando con las mujeres del puesto o compro yuca frita y a casa a descansar. Las tardes sí se hacen un poco largas pero también es bueno porque nunca suelo tener tanto tiempo para mí, para apreciar las cosas y pensar, o por ejemplo estoy viendo una serie en inglés y me ha dado por aprender alemán. (imágenes 1- equipo de futbol, 2 – regalos de mi vecina de 10 años por mi cumple, 3- en casa viendo OT con mi vecinita).
Y ya prontito a dormir porque con la humedad y el calor me siento más cansada que en España. Bueno a dormir no, a hacer el “ritual” para dormir: 1) coger pijama de la maleta, sacudirlo y ponérmelo; 2) abrir mosquitera, sacar sábanas, sacudirlas y volverlas a meter; 3) revisar mosquitera, encender ventilador, meterme en la cama y cerrar mosquitera; 4) encender linterna del celular para revisar por dentro e ir matando todos los bichitos (al principio me daba mucho asco pensar que aún con mosquitera me entraban y dormía con ellos pero ahora ya casi me falta hablar y preguntarles “¿cómo puñetas entraste?”; 5) apagar la linterna e intentar dormir con el canto de los gallos.
¿Cositas sobre El Salvador? El calor, la humedad, y las lluvias repentinas, son un poco molestas pero hace que tenga unos paisajes alucinantes y se te olvide, y a mí por ejemplo el contacto tan directo con la naturaleza me encanta. Otro tema son los “ahoritas” que pueden ser minutos, horas, o días… o que se suspendan reuniones o planes porque sí, y esto lo intento llevar desde el optimismo de que nunca saber que pasará ese día, la improvisación. Dicen que es un país peligroso, y no dudo que tenga sus sitios, y que siempre hay que tener precaución, pero la gente es realmente amable, cercana, y encantadora; realmente me sorprendió, por ejemplo, que al hacer encuestas por las comunidades la gente nos invitaba a pasar adentro de su casa, cosa que en España, mucho sería que alguien quisiera contestarte.
Aún no he viajado mucho porque los fines de semana me gusta participar en la vida del pueblo y no turistear tanto, pero lo poquito que he visto me ha encantado:
En cuanto al proyecto, tenía las expectativas muy altas de ayudar en todo lo que pudiera porque ya no venía como estudiante sino como ingeniera, y me habían dicho que había mucho por hacer y que podía plantear muchos proyectos y llevarlos a cabo. Pero todo aquí es más complicado y más lento, el tiempo en conseguir la información, que te envíen un correo o conseguir reunirte con alguien es más largo de lo que debería y hace que todo sea lento … y todo esto sumado a la pelea diaria con el internet de la alcaldía o las repentinas lluvias ha hecho que mi primer mes aquí haya sido poco satisfactorio en cuanto al trabajo, me haya desesperado un poco, pero bueno, también me he armado de paciencia y esperanza pensando que vaya todo más rápido y mejor estos dos meses que quedan para que mi estancia aquí de verdad sirva para algo.
En resumen, y ya terminando, aunque tenga mis momentos de “frustración” el balance siempre es y será muy positivo. Es un privilegio poder vivir en un país diferente, conocer otra cultura, recibir el cariño de gente que apenas conoces, probar comida diferente, visitar comunidades, vivir en el campo con gallinas y cabras como vecinas, conversar con los salvodereños,.. Dentro de toda experiencia, existen cosas buenas y menos buenas pero es muy bonito vivirlo todo y disfrutar y aprender de cada pequeña cosa, de cada momento. Cuando estás en países así te das cuenta que se necesita muy poquito para ser feliz, y que nunca apreciamos lo que tenemos porque nos fijamos y comparamos siempre con el exterior. En España no damos valor al privilegio que es tener agua potable, ducharse con agua caliente, tener una buena sanidad y educación, o tener una lavadora. Y en cambio, acá no le dan valor a la variedad de riquísimas frutas y verduras que tienen, a todos los cultivos, a los paisajes hermosos, la biodiversidad o a las preciosas tradiciones. Siempre deseamos lo que no tenemos en vez de valorar lo que sí.
En definitiva, animo a todo el mundo que quiera vivir la experiencia que de el paso y lo haga, pero también siendo muy consciente de la realidad a donde se va. Personalmente está siendo muy enriquecedora y espero que profesionalmente también lo acabe siendo, y poder aportar mi gotita.
“- Por mucho que hagáis no será más que una gota en un océano infinito. – Y qué es un océano sino una multitud de gotas.” Hugo Weaving y Jim Sturgess