Llevo aquí ya más de un mes y aunque no es una ciudad fácil, ya me siento en casa. Estoy en Ciudad de Guatemala, Guate para los amigos, y me encuentro realizando un voluntariado como consultora especialista en café con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO Guatemala. Sin duda, trabajar en FAO es toda una experiencia.
Desde el principio, me di cuenta de que este trabajo era diferente a cualquier otro que había tenido antes. Sin duda, está siendo una experiencia intensa pero muy gratificante. Mi labor me ha llevado a visitar comunidades de pequeños caficultores en cinco departamentos distintos del país, y esto me ha permitido descubrir la belleza de Guatemala.
Llegar a Ciudad de Guatemala implicó un choque cultural, pues su dinámica es muy diferente a todo lo que había experimentado antes. Fue todo un proceso de adaptación, el cual me permitió descubrir una ciudad donde en cada rincón se puede apreciar la riqueza multicultural del país.
Durante este tiempo he estado en constante movimiento y aprendizaje. Cada viaje a un departamento diferente me ha llevado a conocer una nueva faceta de Guatemala, desde los paisajes exuberantes hasta las ricas costumbres de las comunidades que visito. También he podido conocer de primera mano las dificultades que enfrentan los caficultores y caficultoras, a la vez que observaba su pasión y dedicación por su trabajo. La cercanía con estas personas ha hecho que mi día a día en FAO tenga un significado más allá de lo laboral. así como su compromiso para mejorar sus vidas y las de sus comunidades.
A pesar de que todavía estoy en la mitad de mi estancia, puedo decir que trabajar en FAO Guatemala está siendo una experiencia enriquecedora y desafiante, que está siendo transformadora tanto personal como profesionalmente. Estoy convencida de que cada granito de arena puede marcar una diferencia en la vida de las personas y estoy agradecida por tener la oportunidad de aportar mi trabajo y mi esfuerzo para ello.