(Barranquilla, Colombia)
Mi nombre es Rocío León, graduada en Estudios Internacionales, y desde principios de septiembre, he tenido el privilegio de estar en Barranquilla (Colombia), siendo parte activa de la Oficina de Univoluntarios en la Universidad del Norte.
Mi labor fundamental aquí implica trabajar en estrecha colaboración con el estudiantado voluntario de la universidad en el desarrollo del programa Yo Leo. Durante la semana, además de plantear las actividades del programa de acuerdo al cronograma establecido, brindo apoyo en diversas áreas de la oficina para garantizar que todo funcione de manera efectiva, contribuyendo así al éxito de todas nuestras iniciativas como equipo.
Lo que antes de llegar aquí parecía un simple esfuerzo por fomentar la lectura entre niños y niñas de 6 a 12 años de una comunidad vulnerable está resultando ser un viaje asombroso hacia la exploración de mundos alternativos a través de la literatura. En Yo Leo, estamos comprometidos en mostrar a los niños que hay mucho más allá de las realidades que viven cada día, y lo hacemos a través de las páginas de cuentos.
Al principio, el programa se limitaba a una única comunidad conocida como Loma Roja. Cada sábado, nos reunimos en una pequeña (y bastante calurosa) sala con alrededor de cincuenta niños de la comunidad. Sin embargo, la energía y las sonrisas de los pequeños al entrar por la puerta eclipsan por completo las incomodidades del entorno. Estos niños disfrutan expresándose a través del juego y el arte, y por ello, hemos adoptado un enfoque que combina las lecturas con actividades de juego y dibujo. Todos los voluntarios estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros para asegurarnos de que todo salga de la mejor manera posible, aunque hemos aprendido que hay días más fáciles que otros.
En medio de esta experiencia, desde hace poquitas semanas, también estamos llevando Yo Leo dos días a la semana a una fundación aliada que trabaja con niños y niñas que han sido apartados de sus familias por orden judicial. Aunque los módulos a trabajar siguen siendo los mismos, ha sido un cambio muy grande, principalmente porque sólo somos dos voluntarias fijas en la implementación y porque la forma de acercarse a los niños es diferente. Este nuevo enfoque nos desafía a adaptarnos y ser más flexibles en nuestras estrategias para llegar a estos niños que han enfrentado circunstancias complicadas en sus vidas. Sin embargo, en medio de estos desafíos, seguimos siendo testigos de cómo la magia de la lectura puede ayudar al desarrollo de un niño, y eso es todo lo que queremos conseguir.
En resumen, mi experiencia en Yo Leo está siendo un viaje de descubrimiento y crecimiento continuo. Estoy presenciando de cerca cómo la lectura puede abrir las puertas de un mundo de posibilidades para los niños, incluso en medio de desafíos como los que se viven en Colombia. Cada sonrisa, cada mirada de asombro y cada pequeño logro son testimonios vivos de la importancia de este programa. En lo personal, esta experiencia me está enseñando la importancia de la empatía y la adaptabilidad en todos los aspectos de la vida. Estoy deseando ver todo lo que me queda por vivir en el tiempo que me queda aquí.