VOLUNTARIA UPM en el proyecto GRANJA DE CRÍA DE POLLOS Y HUEVOS de ARENAS DEL DESIERTO, TINDOUF, ARGELIA
A más de 9108 km de distancia de mi hogar (Ecuador), me encuentro en los campos de refugiados Saharauis de Tindouf-Argelia cumpliendo una de mis metas personales gracias al Programa de Voluntariado Internacional de las Universidades Públicas de la Comunidad de Madrid. Soy Ingeniera Ambiental y actualmente me encuentro realizando un Máster en Planificación de Proyectos de Desarrollo Rural y Gestión Sostenible en la UPM.
La experiencia ha sido realmente gratificante y a la vez me llena de profunda tristeza el conocer a fondo la situación política y social de los refugiados saharauis, quienes para salvar su vida han tenido que huir de su país, el Sahara Occidental hace 45 años para refugiarse en la zona desértica de Tindouf, en donde las temperaturas en verano pueden llegar hasta los 50°C y en invierno drásticamente bajan hasta los 0°C. Llegar a los campamentos saharauis no es fácil para los extranjeros, nada más aterrizar en Tindouf nos esperaba uno de los encargados de Protocolo (organismo encargado de la seguridad de los extranjeros) para introducirnos en los campamentos a traves de una hora de viaje por carretera, sin alumbrado y en caravana, debido a que existe toque de queda, junto a nosotros otros voluntarios quienes se dirigían a otros campamentos para brindar ayuda humanitaria.
Totalmente sorprendida, al cuidado que tenían con los extranjeros, llegué finalmente junto con mi compañero de voluntariado, Javier, a nuestro nuevo hogar, una familia saharaui conformada por Malaini (padre), Agida (madre) y sus tres hijos, Senia, Marian y Abdul de 24, 14 y 9 años respectivamente. Acoplarme fue realmente fácil, su día a día se basa en comidas familiares, tomar el té muchas veces al día (y esperar mucho por él), observarlos orar 5 veces al día, hacer pan para la comida y un intercambios de risas al no entender su dialecto, Hassann, y ellos mi “español latino”. Los niños asisten de domingo a jueves a la escuela, los hombres se desplazan al trabajo muy temprano y aquellas mujeres que cuentan con uno también, las que no, se dedican a las tareas del hogar y a cuidar de sus hijos.
Mi trabajo empezó con el recorrido en el complejo avícola Hussein Tamek ubicado en el N’jaila (pequeña palmera) a una hora de casa, constituida por una granja avícola, una piscifactoría y varias hectáreas de tierras que anteriormente fueron establecidas como invernaderos pero que actualmente se encuentran abandonados. La única forma de llegar es con un coche debido a que se encuentra en medio del desierto. Al llegar allí lo que más me llamó la atención es la gran cantidad de palmeras y la disponibilidad de agua que proviene de un pozo a 90 metros de profundidad, el color tan verde y vívido, puede hacerte olvidar por un momento que te encuentras en medio del desierto a más de 35°C.
El personal encargado está constituido por el director de la granja que es nuestro padre de acogida, dos biólogas encargadas de la piscifactoría y un veterinario encargado de la granja avícola. Mi trabajo, junto con mi compañero de voluntariado, Javier, se basó de principio en la recolección de datos sobre el funcionamiento del complejo y problemas en los que se les pueda brindar apoyo técnico. De esta manera, se les propuso aprovechar la gallinaza obtenida como residuo de una de las naves productoras de huevos para la producción de compostaje y su posterior venta como abono orgánico a los huertos ubicados en los campamentos.
Actualmente nos encontramos realizando una serie de entrevistas dirigidas a la población, entidades locales y ONGs de la Wilaya Smara a traves de la metodología NAUTIA (Need Assessment Under Technological Interdisciplinary Approach) para caracterizar e identificar sus principales necesidades, los resultados permitirán evaluar la ejecución de un proyecto que resuelva dichos problemas, enfocado en mejorar su calidad de vida, asi como la inclusión de la mujer, esto previo un estudio de viabilidad y sostenibilidad económica.
Recorrimos además los huertos del Aaiún y Smara, en donde mujeres y hombres trabajan en el cultivo de cebolla, nabo, zanahoria, remolacha y nabo. Conocimos el Centro de Experimentación y Formación Agrícola (CEFA) quienes experimentan con distintos cereales para la producción de pienso de gallina, además cultivan Moringa, un árbol cuyas hojas tienen alto contenido de proteínas y vitaminas con la finalidad de combatir problemas nutricionales como la anemia. Fomentan la creación de fuentes empleo y la generación de capacidades en las familias para que estas puedan construir sus propios huertos y cultivar sus propios vegetales. Me resulta realmente sorprendente encontrar en medio del desierto vida y a la vez me llena de orgullo el haber podido conocer personas llenas de motivación, cuya fortaleza les permitió levantar su nación, aprendiendo unos de otros y conservar sus tradiciones.
Personalmente creo que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, tuve la oportunidad de asistir a una boda saharaui (una celebración de aproximadamente 5 días), conocí a muchas mujeres y hombres con una calidad personal invalorable, un ejemplo de fuerza, lucha, paciencia y fidelidad. Su cultura gira entorno a su familia, no hay nada más importante, algo que realmente me ha tocado. He aprendido a valorar la mía y sobre todo mi libertad, sé que cuando termine mi voluntariado volveré a casa con los míos pero, ¿y ellos? No tienen su tierra pero siempre se tendrán los unos a los otros y la esperanza que volverán a ver aquellos que se quedaron en ella, luchando por sus derechos. Podría hablar muchísimo más pero realmente quiero dedicar mis últimas líneas a todos aquellos que se encuentran leyendo esto y animarlos a formar parte de esta hermosa experiencia de ser un voluntario en los campamentos de refugiados, estar aquí no ha cambiado en nada aún la vida de estas personas, pero sí la mía y el enfoque que quiero darle a mi vida profesional, entonces si más voces se unen para intentar cambiar de alguna forma su realidad, cabría alguna esperanza de cambiar su futuro y el de todos aquellos refugiados que sueñan por su libertad? Ellos dicen que lo único que les queda es su fe por más mínima que esta sea.
Diana Quintana Pérez