VOLUNTARIA URJC en el proyecto TECNICO PARA PROMOCIÓN DEPORTIVVA EN SUMBAWA en el PROYECTO HARAPAN, INDONESIA
Hace poco más de tres meses estaba disfrutando de las vacaciones de verano en el pueblo con mi familia, cuando recibí una llamada en el móvil. Cuando contesté fue para escuchar la confirmación de que había sido seleccionada para uno de los puestos de voluntariado internacional que ofertaba la Universidad Rey Juan Carlos del Programa de Voluntariado Internacional de las Universidades Públicas de la Comunidad de Madrid. Recuerdo como ese momento convirtió un día normal de verano en un día lleno de emociones y sentimientos, aún no me lo podría creer, así que, a pesar de estar rodeada de mi familia, no quise compartirlo con nadie hasta estar plenamente segura de que iba a poder viajar.
No creo que mi proceso de selección fuese el más convencional, ya que en un principio pensaba que iba a colaborar en Bolivia, después mi destino cambió a México y finalmente, no sé si por casualidad o destino, hace ya mes y medio, comenzó mi experiencia de voluntariado en Sumbawa, una isla de Indonesia.
Una vez asimilado, confirmado y compartido el hecho de que iba a disfrutar de una experiencia de voluntariado, llegó el momento de comenzar con los preparativos del viaje. Vacunas, vuelo a Bali, visado, equipaje, botiquín, alojamiento en Bali, vuelo a Sumbawa, alojamiento en Sumbawa, tareas de voluntaria, cambio de divisa, idioma de la isla, convivencia con la gente local, comida, comunicación desde allí con mi familia y amigos… todas estas dudas, y muchísimas otras más, son las que me fueron asaltando a medida que el verano iba terminando y la fecha de comenzar el voluntariado se iba aproximando. La gran suerte que tuve es que todo el proceso lo pude compartir y lo sigo compartiendo con Jesica, compañera de la URJC; diferente carrera, diferente campus, pero mismo programa de voluntariado.
Una vez pisamos suelo bimanés comenzó nuestra vida como voluntarias en Harapan Project.
Uno de los grandes problemas que tiene Indonesia es la poca motivación que sienten los profesores a la hora de dar clase. El trabajo de maestro está muy mal remunerado, por lo que los profesores se ven obligados a trabajar en el campo con sus familias para poder cubrir sus necesidades básicas, esto hace que se vean obligados a desatender sus tareas como profesores. Por otro lado, el nivel de inglés de la población es bastante bajo, lo que hace que la población local no pueda aprovechar el turismo de la isla para ayudar en su economía familiar. Debido a esto, uno de los principales programas que Carlos, fundador de Harapan Project, lleva a cabo y en el que Jesica y yo estamos trabajando, es el de ofrecer apoyo escolar durante las tardes en diferentes pueblos del distrito de Hu’u. De lunes a viernes, de 15:00h a 16:30h vamos a las escuelas de la zona a impartir clases de inglés y apoyo escolar en matemáticas y geografía. Después de las clases, hasta las 17:30, salimos al patio con los niños y niñas a jugar con ellos y realizar diferentes deportes.
Otra tarea que tenemos asignada es la de formar a Mega, profesora que trabaja aquí de manera continua en el proyecto. Durante las mañanas tenemos clases de inglés con ella y la ayudamos a buscar material y dinámicas que pueda utilizar en las clases con los más pequeños. Este es uno de mis momentos favoritos del día, ya que el estar y hablar con ella nos permite aprender muchísimo sobre el idioma y la cultura del país. En el tiempo que llevamos aquí Mega se ha convertido en una hermana mayor para nosotras, kaka Mega.
Nuestra vida aquí es bastante tranquila, nada comparable al ritmo de vida que llevaba en Madrid. Por lo que a parte del tiempo que empleamos en el proyecto tenemos tiempo libre del que poder disfrutar. En nuestros ratos libres jugamos con los niños y niñas de la zona, visitamos lugares de los pueblos de alrededor, preparamos cenas con turistas y gente local… pero sobre todo, a pesar de que seguimos trabajando en mejorar nuestro nivel de indonesio, pasamos el rato y charlamos en inglonesio con la gente que vive y trabaja aquí.
Esta era la primera vez que salía de Europa, por lo que todo, absolutamente todo lo referente al viaje era nuevo para mí. El tener a Jesica y poder compartir con ella todas mis dudas y preocupaciones hicieron que todo el proceso fuese muchísimo más sencillo. Ahora mismo aquí, en un sitio increíble, con gente maravillosa y viviendo todo lo que estamos viviendo hace que tenga muchísima ilusión por ver todo lo que nos queda por vivir aquí.
Lembo ade, con lo que aquí se refieren a tómatelo con calma y déjate fluir.
Jesica y yo de camino a la escuela, impartiendo clases y jugando con los niños y niñas en el patio.