Es mi primera vez en un país latinoamericano, y como biólogo apasionado por la naturaleza y la biodiversidad siempre he sabido que tarde o temprano tendría la oportunidad de viajar a increíbles países, empaparme de su riqueza natural y cultural, y, cómo no, explorar la exuberante selva amazónica. Así que cuando supe que me venía a Perú, no podía estar más que agradecido.
Tras un vuelo plagado de emociones y nervios (también hay que decirlo) que se hizo muy breve, llegué a lo que iba a ser mi nuevo hogar por los próximos 6 meses junto con otras dos compañeras voluntarias, la Ciudad Blanca, Arequipa. Lejos de ser un destino tropical idílico, Arequipa posee un clima de alta montaña caracterizado por días muy calurosos y con alta radiación, debido a su proximidad al ecuador, y noches realmente frías. Además, puesto que llegué en lo que debería ser el verano en España, al principio se hizo doloroso volver a los pantalones largos y abrigos, sin embargo, en seguida te das cuenta de que con protector solar (abundante) y una sudadera al hombro puedes disfrutar al máximo del día.
La verdad es que no tardé mucho en sentirme como en casa. En cuanto te acostumbras a esquivar el caótico tráfico y te encuentras cómodo en los pequeños autobuses que sirven como transporte público y no están hechos para pasajeros de más de 1,75m, ¡Ya te puedes considerar todo un Arequipeño! También tengo que decir que en esta rápida aclimatación tuvieron mucho que ver nuestros tutores y compañeros de la Universidad Nacional de San Agustín. Desde el principio nos ayudaron a buscar alojamiento, guiarnos e integrarnos en la ciudad, y actualmente ya son nuestros compañeros de faena, y por todo ello les estoy enormemente agradecido.
Mi labor como voluntario es apoyar en los proyectos que realiza el departamento de ecología de la Universidad Nacional de San Agustín, principalmente, la elaboración de una base de datos de biodiversidad de la región de Arequipa, participar en un proyecto de reforestación, y la educación ambiental.
La región de Arequipa posee una gran biodiversidad que incluso todavía hoy en día no se conoce completamente. Por esa razón, en la base de datos recopilamos referencias tanto de flora como fauna de otras bases de datos, estudios científicos, libros y tesis, con el objetivo hacer más accesible la información para futuras investigaciones. Sin embargo, no es todo trabajo de ordenador. Un par de veces al mes viajamos a las Lomas de Atiquipa, un pequeño oasis de neblinas donde la vida abunda en medio del desierto costero peruano. Aquí es donde reforestamos y realizamos el seguimiento de una especie arbórea muy importante para el ecosistema, cuyas poblaciones se han visto gravemente afectadas por el cambio climático.
En la Universidad se encargan de mantenernos ocupados, y además de estas actividades principales visitamos otros muchos lugares y comunidades locales en el ámbito de otros pequeños proyectos como puede ser, por ejemplo, el estudio de la diversidad de una laguna para protegerla de actividades extractivas, buscar especies nuevas de lagartos, acompañar a los estudiantes en sus salidas de campo…
También he tenido la magnífica oportunidad de trabajar como guardaparque voluntario junto con el SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado) en dos Reservas Nacionales de la costa y la zona altoandina del sur de Perú. He conocido de primera mano su labor en la protección y conservación de la naturaleza, educación, proyectos científicos que realizan y he quedado maravillado con la increíble riqueza faunística y florística que poseen.
Sin embargo, todavía me queda un sitio muy importante que visitar: la selva. En unas semanas tendré la oportunidad de viajar por fin a la Reserva de la Biosfera del Manu, uno de los lugares más biodiversos del planeta y trabajar allí de nuevo junto con los guardaparques. Estoy muy ilusionado, y seguro de que será otra experiencia inolvidable más que me ha ofrecido este increíble país.
En definitiva, este voluntariado me está dando la oportunidad de conocer una realidad diferente. He podido tratar con mucha gente nueva tanto del ámbito académico como local que me ha enseñado nuevas formas de trabajar y de afrontar los problemas. He observado nuevas problemáticas y como se tratan, y he podido observar y aprender sobre numerosas especies nuevas de animales. Todas estas experiencias me han ayudado a madurar como persona y estoy seguro de que también serán de gran utilidad para mi futuro profesional.
Ibai Alcelay Iglesias