Llegué el 11 de julio a República Dominicana, exactamente a Jarabacoa un publicito de montaña, aunque sea un pueblo pequeño tiene de todo. Me trajeron a casa de un matrimonio encantador que han pasado a ser parte de mi familia, mi familia Dominicana.
El primer día, me llevaron al hospital de Jarabacoa, es un hospital con muchas deficiencias sobre todo por la falta de dinero. Falta de material, es lo que más problemas conlleva ya que en el quirófano muchas veces falta hilo, gasas, guantes… En las consultas las herramientas necesarias para llevar a cabo una consulta no funcionan. Estuve todo el primer mes en el hospital, en la consulta del pediatra. El mayor problema que vi fue que, en general, los médicos tienen una consulta privada, por lo que las consultas en el centro se hacían de una manera muy impersonal y con una rapidez brutal, en 30 minutos el doctor examinaba de 15 a 20 niños, dependiendo del día, por lo que el tiempo estimado en cada paciente era de uno o dos minutos. Así no daba tiempo a ver la problemática real de cada niño ni de la población en general. Yo, como nutricionista y aunque me trataban como doctora, no tenía ni voz ni voto en las consultas por lo que no pude realizar mis funciones. Lo que trate de sacar en claro es que más de la mitad de los niños que pasaron por la consultan tenían anemia y el medico les recetaba “vitaminas” que era realmente un complejo ferroso, pero sin ni siquiera preguntar cómo era la alimentación de ese niño. Otro problema grande que puede observar es que muy pocas (1 de cada 20 mujeres) daban el pecho, esto si se une a la falta de recursos económicos de las familias, provocan que el niño esté bajo de defensas y las familias tengan que hacer un gran esfuerzo económico para comprar leche en polvo, que aquí es bastante cara (955 pesos dominicanos y trae 2200 gr). Para la promoción de buenos hábitos en ese sentido, tuve la idea de hacer unos carteles para las salas de espera de los centros de salud y los hospitales, cada cartel será de un tema diferente, uno sobre la lactancia materna y sus beneficios, otro de cómo debe ser la alimentación de los niños para superar la anemia y así de las problemáticas más relevantes de la zona.
Al cabo del mes y como tampoco era necesaria allí en el hospital decidí hablar con mi compañero Randy que también está becado aquí en Jarabacoa, y explicarle que no me sentía realizada en el hospital. El habló con su coordinador y empezamos a planear mi segunda fase en el proyecto.
Esta fase cuenta con tres proyectos diferentes, pero con mucha importancia a nivel de seguridad alimentaria, educación nutricional y promoción de buenos hábitos.
El proyecto en el que estamos ahora es dar cursos de manipulación de alimentos a los cocineros de los comedores escolares, con esto estamos mejorando la calidad y la seguridad alimentaria sobre todo porque estos cocineros cocinan para unos 1000 niños de unos 13 centros escolares. El siguiente proyecto, que aún está en fase de aprobación es dar unas charlas en los centros escolares sobre una correcta alimentación. Según la edad de los niños que recibirán las charlas, será una información u otra, con juegos y experimentos para que ellos mismos puedan ver que es bueno y que no es tan bueno comerlo. El tercer y último proyecto, es hacer unos menús saludables. Tanto para los colegios como para los hoteles de la zona. En los colegios, vamos a intentar que sea como en España, que el menú del comedor que se da para que los padres vean lo que comen, donde pone la información de macronutrientes que contiene esa comida.
Por ahora, es lo que llevo hecho, siendo sincera esperaba poder haber hecho muchas más cosas, la forma de ser de la gente de aquí es mucho más tranquila que en España y por eso y lo primero que nos dicen es que nos adaptemos a la vida y las costumbres de allí, por lo que es importante no sofocarse ni estresarse por no hacer todo lo que uno quiere y en el momento que quieres. Así pues, lo que he intentado es adaptarme a la gente de aquí y a su manera de vivir, y sin lugar a duda lo he conseguido y más rápido lo que yo podía imaginarme.
Andrea Cadenas Pérez