¡Hola! Me llamo Sandra Grzechnik y soy estudiante de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ahora mismo me encuentro haciendo mi estancia en Guinea Ecuatorial en el proyecto titulado “Implementación y seguimiento de un sistema de indicadores de desarrollo humano y salud ambiental” ¿Qué significa todo esto? Pues bien así en resumen lo que queremos determinar es la calidad ambiental en la que viven los ciudadanos de la ciudad de Malabo, y para ello hemos seleccionado una serie de indicadores que puedan ayudarnos a saberlo.
Seguramente si le preguntara a la gente cuál es su concepto de ciudad “limpia”, muchos me dirían que es la que no tiene basura por las calles, no se ven ratas u otras especies consideradas plagas o tiene mucho verde, entre otras cosas. Ahora bien, para decir que una ciudad tiene una buena calidad ambiental no basta con solo palabras, hay que demostrarlo. En nuestro proyecto, utilizamos diferentes indicadores ambientales, como por ejemplo la concentración de CO2 en el aire o la cantidad de ruido del medio, entre otros. También, usamos dos grupos faunísticos muy sensibles a los cambios ambientales en su entorno, como son las mariposas diurnas o las hormigas. Toda esta información nos permite dar un veredicto de en qué estado se encuentra una ciudad o al menos tener una primera aproximación.
Y ahora, ¿en qué punto del proyecto estamos? Ahora mismo estamos realizando los muestreos semanales de los grupos faunísticos propuestos y comprobando periódicamente las estaciones meteorológicas que tenemos instaladas en diferentes puntos de la ciudad. También estamos con trámites para poder ir a varios colegios e institutos, con el propósito de implicar a los más jóvenes en la toma de datos y explicarles la importancia que tiene la conservación del medio ambiente.
Algo que me gustaría resaltar es que este voluntariado no sería el mismo de no ser por las personas que me rodean, la acogida que he tenido no podía haber sido mejor. Siempre que llegas a un país te encuentras bastante perdido y, a veces, las cosas te pueden sobrepasar, pero si tienes a gente que está dispuesta a echarte una mano cuando más lo necesitas es algo que no tiene precio. No me arrepiento por nada en el mundo de haberme embarcado en esta gran aventura. ¡Gracias!