Uxue Pérez de Pipaón Alzueta, voluntaria UPM, Popayán, Colombia
Proyecto: «Fortalecimiento del Programa Social”
Después de 6 meses extraordinarios cursando el posgrado de Cooperación para el Desarrollo de Asentamientos Humanos Precarios en el ICHAB (UPM), me llegó la noticia de que me concedían la beca de voluntariado para venir a Colombia y, no solo eso, sino que además iba a poder compartir esta maravillosa experiencia con una de mis grandes amigas, Natalia.
Los preparativos fueron frenéticos: entregar el trabajo de final del posgrado, dejar el trabajo, despedir a la familia, hacer todos los papeleos, todo ello en dos semanas. El 4 de julio, emprendíamos, las dos, con gran ilusión esta maravillosa aventura.
No era la primera vez que pisaba tierra latinoamericana, tampoco la primera que visitaba Colombia, pero sí la primera vez que pisaba esta maravillosa tierra caucana, concretamente, la ciudad blanca, Popayán. Una ciudad preciosa, tranquila, pequeña, con una oferta cultural sorprendente y con uno de los eventos gastronómicos más importantes del país, el Congreso Gastronómico de Popayán.
La acogida en la ciudad y en nuestro puesto de voluntariado no pudo ser mejor. Es verdaderamente envidiable la capacidad que tienen los colombianos de acogerte y ofrecerte todo lo que tienen de una manera altruista y sincera.
Nuestro puesto de voluntariado consiste en el apoyo del programa de proyección social de la Corporación Universitaria Unicomfacauca. Entre las labores que estamos realizando está la impartición de la clase de Hora Institucional, en ella trabajamos con los alumnos y alumnas de primer semestre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, todo ello con clases dinámicas que pretenden concienciar al alumnado del mundo en el que viven. Por otro lado, también hemos apoyado en muchos otros trabajos, como el aporte de nuestro conocimiento en Habitabilidad Básica, en la formulación de proyectos, o la coordinación de una actividad para crear un parque comunitario, con materiales reciclados, en uno de los barrios más vulnerables de la ciudad.
No paramos quietas y aprovechamos cualquier oportunidad y colaboración que se nos presenta. Gracias a eso, hemos podido visitar diferentes proyectos. Entre ellos, un proyecto de política pública de empoderamiento de la mujer rural caucana donde conocimos a mujeres extraordinarias. Mujeres rurales, campesinas, afrocolombianas, caucanas, luchadoras y trabajadoras. Sin duda todo un ejemplo para la sociedad colombiana.
Pero no todo es trabajar, Colombia es un país increíble, diverso como pocos. En Cali, la ciudad de la salsa por excelencia, hemos conocido la rumba salsera; acercándonos al pacífico, nos quedamos maravilladas de la cultura afrocolombiana, de sus playas, de su gente, de su gastronomía y, por supuesto, de sus bailes al son de la marimba; la preciosidad y la tranquilidad del caribe es indescriptible. También hemos tenido tiempo de conocer las profundidades de Tierradentro, paisajes increíbles y culturas desconocidas; el desierto de la Tatacoa, un lugar para perderse; Silvia, un lugar perfecto para conocer la cultura indígena.
Todo esto es una pequeña muestra, aún nos quedan tres meses por delante, tres meses con nuevos retos y nuevas aventuras.