Mi experiencia en el IV Programa de Voluntariado Internacional de las Universidades Públicas Madrileñas 2018
Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño
Jarabacoa, República Dominicana
Lucía Roldán Molinero
IV Programa de Voluntariado Internacional de las Universidades Públicas Madrileñas 2018
Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño (UAFAM)
Gracias a la oportunidad que me dio el programa de becas de voluntariado internacional pude vivir lo que hoy considero una de las mejores experiencias de mi vida.
No solo tienes la suerte de conocer un país muy distinto a España, sea cual sea tu destino; sino que además, la labor que realizas está estrechamente relacionada con tus estudios universitarios, por lo que te ayuda a crecer tanto personal como profesionalmente.
Para mí significó un proceso de adaptación y aprendizaje que me enseñó más cosas de las que seguro yo pude aportar. Mi puesto, concretamente, era técnico del plan de promoción del turismo en Jarabacoa, República Dominicana. Sin embargo, gracias a la conexión que tenían los miembros de la UAFAM con otras instituciones de la zona, fueron muchas más las actividades que se combinaron con esta; y en las que me permitieron participar e intercambiar algunos de los conocimientos que estamos todos deseando compartir cuando terminamos la carrera.
Así, fueron varios los seminarios y encuentros en los que pude exponer y conversar sobre un tema que me preocupaba especialmente y que, de hecho, había dado título a mi Trabajo de Fin de Grado: El Turismo Responsable. En este caso, lo vinculé con los 17 ODS y cómo podrían aplicarse en Jarabacoa.
También participé en el rediseño del plan de asignaturas de la Escuela de Turismo, con un grupo de profesores que buscaban reestructurar los contenidos de varias asignaturas de la carrera, siguiendo como modelo el grado de Turismo de la Universidad Rey Juan Carlos.
Por otro lado, el hotel en el que nos alojamos los voluntarios pertenece a la universidad, así que como tenía algo de experiencia en la hotelería me pidieron que evaluara aspectos de recepción, y del hotel en general, que se pudieran mejorar desde mi punto de vista para el mejor funcionamiento de este.
Por lo que estuve dándole seguimiento a la comunicación y venta online mediante la gestión de las redes sociales, el diseño de una página web y la incorporación del hotel en la plataforma de Booking.
Uno de los proyectos en los que más ilusión me hizo colaborar fue en la evaluación de la ruta del Mogote para su promoción turística. Miembros de la universidad se reunieron con el Ministerio de Turismo para discutir varios puntos en su elaboración, y fue un placer me incluyeran en este encuentro y que contaran conmigo y con otros estudiantes para evaluar la ruta y presentarles nuestras observaciones y sugerencias.
Desde la UAFAM, también me tuvieron presente para participar con los estudiantes en multitud de actividades de voluntariado, seminarios y ponencias de los propios alumnos. Como por ejemplo, la actividad de limpieza de ríos en Jarabacoa, o el reparto de útiles escolares.
Por último, tengo que agradecer a la UAFAM su ayuda para realizar una pequeña iniciativa mía que consistía en entrevistar a las fundadoras de un proyecto de turismo comunitario llamado Sonido de Yaque. El lugar en el que se encontraba tenía una accesibilidad algo difícil desde el pueblo y se encargaron de acompañarme y también de recogerme al terminar el trabajo.
Quise redactar este artículo para publicarlo en una revista online de turismo sostenible, llamada Travindy, que da visibilidad a este tipo de proyectos y así fomentar un turismo más responsable.
Espero que este pequeño resumen de mi paso por Jarabacoa haya podido plasmar lo afortunada que me siento de haber podido ser partícipe de todas estas actividades; conociendo de primera mano la realidad social y económica del país, su cultura, sus costumbres, sus bellezas naturales, su gastronomía y su gente; valorando lo importante que es cuidar todo eso para que el turismo se desarrolle de forma que mejore la calidad de vida de los que viven allí. Cada persona que me rodeaba, desde que llegué, cuidó con cariño que me sintiera como en casa, haciendo todo lo demás mucho más sencillo.
Por eso, solo puedo concluir con un GRACIAS. Porque me llevo para siempre un sinfín de momentos y sonrisas de ese lugar al que bautizan como la eterna primavera.